
El director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Garry Conille, alertó que entre el casi medio centenar de mujeres que murieron el martes tras una reyerta en una cárcel de Honduras, algunas vivían con sus hijos, que se encuentran ahora «en situación de extrema vulnerabilidad».
«Algunas de las mujeres vivían en detención junto a sus hijos e hijas. Estos niños y niñas ahora están en situación de extrema vulnerabilidad. Estoy profundamente preocupado por su bienestar y seguridad», señaló en una declaración escrita el director regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Conille manifestó que «ninguna madre, padre o cuidador quiere que sus hijos e hijas estén expuestos a una situación de violencia extrema», y recomendó que «para ayudarlos a sobrellevar el trauma y su pérdida todos los sobrevivientes necesitan con urgencia atención especial y psicosocial».
El director de Unicef consideró en ese sentido que «ningún niño, niña o adolescente debe ser separado de su madre, padre o cuidador, salvo que esté en riesgo su interés superior», y anotó que «todas las mujeres que viven en detención junto a sus hijos e hijas deben ser protegidos siempre».
Por ello, Conille afirmó que «Unicef está comprometido en apoyar a Honduras en la revisión de la situación de niños y niñas que viven en instituciones, incluyendo centros de detención, para garantizar todos sus derechos».
«No podemos dejar atrás a los niños y niñas atrapados en la espiral de violencia, exclusión y pobreza. La única manera de romper este círculo es asegurando que tengan acceso a todos los servicios sociales. Ellos se merecen la oportunidad de prosperar», remarcó el alto funcionario de Naciones Unidas.