Las autoridades militares ucranianas han acusado a Rusia de cometer un nuevo crimen de guerra tras atacar un hospital en su más reciente bombardeo sobre la región de Járkov, lo que ha dejado al menos dos muertos y 25 heridos.
Las víctimas fatales son un hombre de 67 años y una mujer de 70. Entre los heridos se encuentra una joven de 15 años que se encuentra en estado crítico.
En un comunicado de condena, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania expresó que «el ataque intencional y selectivo a un centro médico ucraniano por parte del ejército ruso se suma a la larga lista de crímenes viles y cínicos cometidos desde el inicio de la invasión no provocada de Ucrania». El comunicado también agregó que «los crímenes de guerra no prescriben, y las pruebas pertinentes se entregarán a los organismos internacionales de justicia penal».
Rusia no ha emitido ninguna declaración sobre este ataque, y su último informe bélico se limita a señalar la destrucción de seis drones ucranianos en las regiones de Belgorod, Briansk y Saratov.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, previamente informó que Rusia había lanzado 172 drones de ataque. «Estos ataques masivos con drones se han vuelto casi una realidad diaria. Además, persisten las amenazas de misiles, incluidos los balísticos», escribió en su cuenta de X.
«Rusia está atacando las posiciones de todos los que quieren poner fin a esta guerra. Es imposible ignorar los cientos de drones Shaheds cada noche. Esperamos una respuesta. Estamos trabajando para lograrla», añadió.
El viernes pasado, el presidente ucraniano declaró que no considera viable una negociación directa con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para poner fin al conflicto, ya que es difícil obtener respuestas. «Es como jugar al ping pong», comparó.