Los aranceles, esos impuestos aduaneros que fueron reduciéndose gradualmente tras la Segunda Guerra Mundial gracias a la liberalización del comercio internacional, han vuelto con fuerza bajo la presidencia de Estados Unidos.
Trump sostiene que son necesarios para proteger la industria estadounidense, pero también los utiliza como una herramienta de negociación para presionar a sus rivales, muchos de los cuales eran considerados aliados y socios comerciales de EE.UU. antes de su mandato.
Sea como sea, la guerra comercial ya está en marcha, y sus efectos ya se están dejando sentir en las bolsas de valores, el comercio internacional y, según los expertos, pronto también afectarán a los bolsillos de los consumidores de todo el mundo, incluyendo a los de Estados Unidos.
Hasta ahora, Trump ha mostrado una postura errática, imponiendo, por ejemplo, un 25% de aranceles a los productos de México y Canadá, solo para suspenderlos temporalmente, volver a imponerlos y luego anunciar nuevas suspensiones.