San Eustasio de Luxeuil (también conocido como Eustace o Eustathius) fue un monje y santo cristiano que vivió en el siglo VI. Nació en el año 550 en la ciudad de Burgundia, en la actual Francia.
Se convirtió en uno de los monjes más influyentes de su tiempo, fundando numerosas abadías y monasterios en Francia y Alemania y contribuyendo significativamente a la expansión del cristianismo en Europa.
Eustasio fue educado en el monasterio de Luxeuil, donde se convirtió en discípulo de San Columbano, el fundador del monasterio. Después de algunos años, se unió a la comunidad monástica de Luxeuil y se convirtió en abad del monasterio en el año 612.
Durante su mandato, estableció una serie de reglas y disciplinas que serían adoptadas por muchos otros monasterios en Europa. También promovió la vida comunitaria y el trabajo manual, y enfatizó la importancia de la oración y la meditación.
¿Qué hizo Eustasio Luxeuil?
Eustasio se destacó por su labor evangelizadora y su dedicación a la propagación de la fe cristiana. Fundó el monasterio de Luxeuil en Alsacia, Francia, y el monasterio de Saint-Claude en el Jura francés.
También estableció el monasterio de Remiremont, en la región de Lorena, Francia, donde se destacó por su labor social y su defensa de los derechos de las mujeres. Fundó una comunidad de monjas, dirigida por su hermana, que se convirtió en un modelo para muchas otras comunidades religiosas femeninas en Europa.
Además de su labor religiosa y social, Eustasio también se destacó por su labor diplomática. Se convirtió en un consejero y amigo cercano del rey Teodorico II de Borgoña y trabajó para mejorar las relaciones entre los monjes y los gobernantes seculares. También ayudó a resolver conflictos entre los reyes francos y los gobernantes borgoñeses.
Eustasio falleció en el año 629, y su tumba en el monasterio de Luxeuil se convirtió en un lugar de peregrinación para muchos fieles.
Es considerado un modelo de vida cristiana y un ejemplo de compromiso con la justicia y la igualdad social. Su labor evangelizadora y su dedicación a la vida monástica contribuyeron significativamente a la difusión de la fe cristiana en Europa y a la creación de una sociedad más justa y equitativa para todos