
Rafael Amaya cumplió 10 años cómo Aurelio Casillas, el protagonista principal de la serie “El Señor de los Cielos”. Hoy en día tiene una mirada compasiva con el personaje que casi le cuesta.
Su reflexión no nace de haber pasado una década en la piel de un cruento narcotraficante. Tampoco la propició una mirada a las duras experiencias que ha vivido mientras ha estado atado a él.
Por primera vez, Amaya se siente ganador al compararse con el personaje que le dio fama mundial. No es poco para un actor que lleva encima la novena temporada de la serie más exitosa de la cadena Telemundo y una de las más vistas en habla hispana de los últimos años.
Menos aun para un hombre que confesó haber sucumbido a las adicciones por la vorágine del éxito de la serie.
“Él (Casillas) siempre estaba pregonando ‘Me voy a salir (del narcotráfico), voy a proteger a mi familia, quiero una familia’, y nunca lo hacía hasta que lo hizo y no le salió porque el mismo negocio lo jaló de regreso. Y se dio cuenta de que en todo eso había abandonado a su familia. Tenía muchos sentimientos encontrados y terminó quedándose en ese mundo que le hace tanto mal”, explicó.
“Yo he cambiado mi vida. Tengo nuevos hábitos. He aprendido a quererme por encima de todo”, dijo con orgullo.
Es algo que duda mucho que Casillas logre en la pantalla. “Aurelio tiene un concepto del amor muy fracturado”, afirmó. Eso incluye el amor a uno mismo, que para Amaya es la clave de todo.
La octava temporada de la serie presentó un protagonista reflexivo. Afectado por su roce con la muerte (un paralelismo con la vida real de Amaya), Casillas intentó ser fiel en el amor y abandonar la violencia del narcotráfico. Esa temporada también marcó el regreso del actor a la serie después de que sus problemas de salud lo mantuvieran fuera la mitad de la sexta y gran parte de la séptima.