El secretario general de la ONU, António Guterres, ha destacado un ambiente constructivo entre los negociadores de Chipre y Turquía respecto a la situación de la isla, que ha estado dividida desde la invasión turca de 1974, conocida como Operación Atilla.
Dicha invasión resultó en la ocupación ilegal de más de un tercio del territorio chipriota en el norte, la división de la capital, Nicosia, y la proclamación unilateral de la República Turca del Norte de Chipre, reconocida únicamente por Ankara a nivel internacional.
Recientemente, los líderes de las comunidades greco-chipriota y turco-chipriota han avanzado hacia la reconciliación al acordar la apertura de cuatro nuevos puntos fronterizos y la implementación de un proceso de desminado.
Curiosamente, este avance coincide con la decisión de los países bálticos y Polonia de solicitar la anulación de su firma en el Tratado de Ottawa, un acuerdo internacional que prohíbe el uso de minas antipersonas. Este cambio de postura se justifica por la creciente amenaza rusa en Occidente, dado que Moscú nunca ratificó el tratado y ha utilizado ampliamente minas en su conflicto con Ucrania.