El 19 de diciembre de 2024, las autoridades hondureñas realizaron un decomiso significativo de armas en la aduana de Puerto Cortés, valorado en aproximadamente tres millones de lempiras. El cargamento, que había llegado desde Estados Unidos en noviembre, estaba destinado a actividades del crimen organizado en el país.
Durante la inspección de cuatro contenedores, se encontraron:
- 11 fusiles AR-15, considerados armas de guerra por su potencia.
- 2 escopetas.
- 1 fusil.
- 13 pistolas.
- 1 revólver.
- 1,679 proyectiles de diferentes calibres.
- 55 cargadores de armas de fuego de distintos calibres.
- Aproximadamente 3 libras de marihuana.
Las armas estaban ocultas en cajas que contenían ropa y otros objetos, y fueron detectadas mediante inspecciones tecnológicas en el puerto.
El comisionado Selvin Mayes, jefe regional de la Policía, destacó que este decomiso representa un duro golpe a las estructuras criminales que operan en el país, debilitando su capacidad operativa y afectando su economía.
