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jueves, marzo 28, 2024

Los Lakers cogen un vuelo directo a la eternidad

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Lo devuelven todo, es lo que hacen los Lakers, una y otra vez da igual quién esté delante, quién sea el rival. Son una roca, un equipo durísimo que puede con cualquiera y que resiste, una y otra vez, cualquier embestida. Los Warriors perdieron el partido que siempre han ganado el que iguala una eliminatoria que se les pone cuesta arriba, con un Stephen Curry para los anales y ventajas importantes para sentenciar al que sea que tengan enfrente. Esta vez no fue así y no, no son los mejores de los últimos 8 años que han conformado la última gran dinastía de la NBA, la de los 4 anillos y las 6 Finales, pero siguen siendo los Warriors, algo que no podemos olvidar ni con el 3-1 abajo que tienen ahora delante, su mayor desafío.

Tienen por delante tres win or go home, al menos si ganan los dos primeros, Los Lakers, tres match balls. Y todo después de un partido épico, titánico, memorable, de esos que conforman la rivalidad que ha tenido de forma sostenida en los últimos tiempos el equipo de San Francisco con LeBron James. Y ni así, en el fin de una era, debemos dar por perdidos a los vigentes campeones. Se han ganado el derecho a ello.

Eso sí, pueden ser batidos en una serie en la Conferencia Oeste por primera vez desde 2015. Y llegar a finales de Conferencia, tienen que ganar en el fuera de casa, algo que han hecho al menos una vez en 28 eliminatorias consecutivas.

En el Crypto Arena (donde los Lakers suman un 5-0 en los presentes playoffs, otro dato que puede preocupar a los actuales campeones) se vivió una noche mágica. Con Jack Nicholson de vuelta a la grada (por algo será), en su asiento de primera fila habitual, los Lakers sobrevivieron a todo. Llegaron a ir 12 abajo, tuvieron por delante al mejor Curry. Y, aun así, ganaron. Se esperaba un partido así: la necesidad de los Warriors de igualar la serie fue la misma que la de los angelinos de poner el 3-1, de no viajar al Chase Center con un peligroso 2-2. En la historia de la NBA, el balance con este tipo de resultado es de 264-13, una cifra que es muy favorable a los Lakers.

Pero bien sabe LeBron (17-0 cuando cuenta con esta ventaja) que ese resultado se puede remontar: él mismo lo hizo, liderando la machada, en 2016. Hoy puso un tapón a Curry que nos retrotrae a esas Finales, a 9 minutos del final del partido, que guarda ciertas similitudes a lo que ocurrió entonces con Andre Iguodala. Aunque, en realidad, todo nos lleva al recuerdo de los duelos épicos del pasado mientras disfrutamos de la batalla del presente. 

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