La orden ejecutiva del presidente Donald Trump que les prohíbe de hecho a los atletas transexuales competir en eventos deportivos femeniles se basa en gran medida en una nueva interpretación del Título IX, la ley de derechos civiles de 1972 que prohíbe la discriminación por razón de sexo en los programas educativos que reciben financiación federal.
La orden instruye al Departamento de Educación que investigue a las escuelas que no cumplan las normas y les retire la financiación federal. También le ordena al Departamento de Estado que exija cambios en el Comité Olímpico Internacional, que ha dejado las normas de elegibilidad en manos de las federaciones mundiales que rigen los distintos deportes.
Esto es lo que sabemos sobre la orden, llamada “Mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos”.
¿Cómo encaja el Título IX en estos argumentos?
El Título IX prohíbe la discriminación por razón de sexo en los programas educativos juveniles y universitarios que reciben financiación federal. Como depende del poder ejecutivo, está sujeto a diversas interpretaciones por parte de las distintas administraciones, que lo han utilizado para argumentar tanto a favor como en contra de la inclusión de los estudiantes transexuales.
En 2023, el gobierno de Biden propuso un cambio normativo para impedirles a las escuelas excluir “categóricamente” a los atletas transgénero de los equipos que coincidieran con su identidad de género y calificó a tales normas de violaciones del Título IX. La propuesta otorgaría a las universidades y a los centros de enseñanza primaria y secundaria la facultad discrecional de limitar la participación de los estudiantes transgénero cuando se plantearan cuestionamientos en materia de equidad competitiva.
“En relación con las mujeres y niñas trans, el gobierno de Biden intentó interpretar la excepción deportiva de forma ciega al sexo: no nos fijaremos en tu sexo, solo en tu identidad de género”, explicó Doriane Coleman, profesora de Derecho de la Universidad de Duke y experta en género y deporte.
Pero la propuesta, empantanada por varias demandas, solo se aplicó brevemente en algunos estados, y el gobierno de Biden retiró la normativa en diciembre, en reconocimiento de que no llegaría a ninguna parte con el nuevo presidente.
En enero, la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, aprobó un proyecto de ley para prohibirles a las niñas y mujeres transexuales participar en programas deportivos para alumnas, con el argumento de que reforzaría el Título IX. El Senado no ha abordado el tema.
¿Qué leyes relativas a los deportistas transexuales existen ya?
Veinticinco estados les prohíben a los estudiantes transexuales participar en deportes acordes con su identidad de género, según el Proyecto de Avance del Movimiento, un grupo de reflexión que se centra en la paridad entre gais, lesbianas, bisexuales y transexuales.
A nivel universitario, la asociación de atletas NCAA, por su sigla en inglés, sigue las directrices establecidas por los órganos de gobierno nacionales y mundiales, y las normas varían de un deporte a otro. En un ejemplo, las normas del voleibol establecen que los atletas transexuales deben presentar documentación que demuestre que han “tomado las medidas necesarias para la transición a su género adoptado”.
¿Cuántos atletas transexuales hay en EE. UU.?
De los 510.000 atletas que compiten a nivel universitario, hay menos de 10 que se identifican públicamente como transgénero, según declaró en enero Charlie Baker, presidente de la NCAA. Se desconoce el número de atletas transexuales que participan en deportes juveniles y de secundaria.
Las personas transexuales representan menos del uno por ciento de los adultos de Estados Unidos, según el Instituto Williams de la Facultad de Derecho de la UCLA, que estudia temas LGBTQ+.
Los atletas transexuales respondieron a la orden con consternación. Cal Calamia, atleta y activista, comentó que la orden ejecutiva equivale a discriminación, “fin de la historia”.
“Correr ha formado parte de mi vida mucho antes de que comprendiera que era trans”, señaló Calamia. “Soy tan corredora como trans. Intentar negarme cualquiera de estas dos verdades es una completa falacia”.
¿Cómo encaja esto en la agenda de Trump?
La orden era ampliamente esperada. La campaña de Trump gastó casi el 20 por ciento de su presupuesto publicitario total en anuncios de ataque a los transexuales, según datos facilitados por AdImpact, una organización que hace un seguimiento de la colocación y el gasto de anuncios políticos.
En un ayuntamiento en octubre, cuando le preguntaron cómo abordaría “la cuestión transgénero en el deporte femenino”, Trump respondió: “Solo lo prohíbes”.
Fue la más reciente de una serie de órdenes ejecutivas dirigidas, al menos en parte, a los estadounidenses transexuales.
En su primer día en el cargo, Trump firmó unas órdenes en las que afirmaba que el gobierno defendería a las mujeres contra el “extremismo de la ideología de género” revirtiendo “los esfuerzos por erradicar la realidad biológica del sexo”. Desde entonces, se les ha ordenado a los empleados federales que eliminen de sus firmas de correo electrónico cualquier referencia a sus pronombres identificativos, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades purgaron miles de páginas de investigaciones que incluían términos como “transexual”, “LGBT” y “persona embarazada”.
Trump también firmó órdenes cuyo objetivo es impedir que las escuelas reconozcan las identidades transgénero, les ordenó a las prisiones federales que alojen a los reclusos que son mujeres transgénero en instalaciones para hombres, pareció pedir la prohibición de los soldados transgénero e intentó ponerle fin a la atención médica de afirmación del género para los jóvenes transgénero.
¿Seguirán las acciones legales?
Lo más probable es que sí.
El martes, la Unión Americana de Libertades Civiles y Lambda Legal, organización de defensa legal del colectivo LGBTQ+, presentaron una demanda para bloquear la orden ejecutiva que prohíbe la atención de afirmación de género para los jóvenes. El mismo día, una resolución judicial le impidió temporalmente a la Oficina Federal de Prisiones aplicar la orden ejecutiva para alojar a mujeres transexuales con reclusos varones.
Lambda Legal ha litigado contra este tipo de prohibiciones a nivel estatal y ha prevalecido.
En un caso, la Corte Suprema dictaminó que una chica transexual podía seguir compitiendo en su equipo de campo traviesa y atletismo de Virginia Occidental mientras avanzaba su apelación. Los entrenadores y compañeros de equipo de la corredora apoyaron su participación y, en un escrito, sus abogados manifestaron: “A pesar de acabar regularmente cerca de la cola del pelotón, le encanta jugar, divertirse con sus amigos y esforzarse al máximo”.
En otro, el tribunal acordó que la ley no podía validar que se le negara a un chico transexual de Tennessee la posibilidad de formar parte de su equipo de golf, indicó Jenny Pizer, directora jurídica de Lambda Legal.
“En ambos casos, el tribunal se fijó en el alumno y en el deporte y en el conjunto de pruebas relevantes para considerar quién discrimina a quién en este caso”, aseveró Pizer.
En una audiencia celebrada en diciembre, la NCAA indicó que esperaba claridad a nivel federal.
“Somos un órgano de gobierno nacional y cumplimos la ley federal”, subrayó Baker.