
A dos semanas para la celebración de las elecciones primarias para definir los candidatos a presidente en Argentina, el oficialismo presentó una candidatura competitiva pese a la crisis económica, que generó un desencanto tal en la ciudadanía que pone en duda cuánta gente irá a votar.
«La figura de Sergio Massa le otorga al peronismo una percepción de ser más competitivo», dice a EFE el director de Asuntos Corporativos de Isonomía Consultores, Juan Germano, quien agrega que incluso la oposición y «los votantes de la oposición» perciben «al peronismo más competitivo», lo que «cambia la tónica y la dinámica de este proceso de elecciones».
Massa es el actual ministro de Economía y lidera una candidatura negociada en despachos a favor del «pragmatismo» y no de la «identidad» de Unión por la Patria (nueva nomenclatura para la coalición gobernante Frente de Todos), después de cuatro años de tensión entre las diversas aristas del peronismo gobernante, y que competirá un aspirante ‘simbólico’: el dirigente social Juan Grabois.
El ministro elevó «la moral» del oficialismo pese a los resultados económicos, con niveles de inflación cercanos al 116 % anual, con una «anomalía» y una «novedad absoluta» en la historia argentina de trabajadores formales que son pobres y con una subida del tipo de cambio paralelo -llamado ‘blue’- que «automáticamente se transforma en inflación».