Lady Gaga deslumbró en Río de Janeiro con un imponente concierto gratuito en la playa de Copacabana, al que asistieron 2.1 millones de personas, convirtiéndose en el show más multitudinario de su carrera.
El evento marcó su regreso a Brasil tras 13 años de ausencia, y fue una celebración de su nuevo álbum Mayhem, cargado de teatralidad y simbolismo.
Vestida con un llamativo traje rojo y sobre un escenario inspirado en un teatro griego, Gaga abrió el espectáculo con Bloody Mary, seguido por un despliegue de efectos, coreografías y momentos dramáticos que reflejaban su concepto de “ópera gótica”. El show combinó música pop, escenografía elaborada y una puesta en escena que hipnotizó al público.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Gaga, desde una plataforma elevada, desplegó la bandera de Brasil y agradeció a sus fans por esperarla más de una década. Afirmó sentirse “honrada”, “afortunada” y “orgullosa” de volver al país, provocando una ovación masiva.
El cierre del concierto fue inolvidable, con una interpretación al piano de Shallow, seguida por himnos como Bad Romance, que hicieron estallar de emoción a sus seguidores, conocidos como «little monsters».