Con una inversión de 1.6 millones de dólares proporcionada por el Gobierno de la República de Corea, a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), se lanzó el Proyecto “Agricultura inteligente para medios de vida sostenibles en Honduras”.
Este proyecto tiene como objetivo promover la adopción de tecnologías inteligentes para aumentar la producción de hortalizas, mejorando así la calidad y productividad de los sistemas agrícolas, y contribuyendo al incremento de los ingresos de los agricultores para fortalecer sus medios de vida.
El enfoque de Agricultura Inteligente se centra en desarrollar estrategias agrícolas que garanticen la seguridad alimentaria mediante la implementación de sistemas protegidos, buenas prácticas agrícolas, asistencia técnica, orientación hacia el mercado y el fortalecimiento de la cadena de valor de las hortalizas.
Además, busca la adopción de tecnologías inteligentes para enfocar los esfuerzos de manera más precisa, con el fin de obtener mejores resultados que respondan a las necesidades del mercado.
La FAO ha demostrado la efectividad de este enfoque en países como Vietnam y Uzbekistán, y ahora tiene la intención de transferir esta experiencia a otros países, como Honduras y Zambia, donde se promoverán sistemas de producción inteligentes y sostenibles, la gestión postcosecha y la comercialización de hortalizas cultivadas en sistemas protegidos y en campo abierto.
Asimismo, se mejorará la calidad e inocuidad de las hortalizas producidas en el país, lo que incrementará los ingresos de los agricultores al lograr mayor eficiencia en la productividad agrícola y reducción de los costos de producción, tanto en términos de nutrición como de seguridad alimentaria.
Este proyecto también fomentará prácticas de gestión postcosecha más eficientes para optimizar la calidad de los alimentos y facilitar el acceso a mercados. Además, se fortalecerán las capacidades del país para desarrollar innovaciones tecnológicas adaptadas a la agricultura inteligente en las cadenas de valor de las hortalizas.