
El embajador Rodolfo Pastor Fasquelle describió en un análisis que “Jorge Cálix es un fenómeno paradójico. No es un hombre de ideas, ni tampoco un empresario, no es un constructor de consensos, ni tampoco un revolucionario. ¿Entonces? Un flautista. Es un zapador que distrae y divide”.
También manifestó que, de manera precoz, se delató como traidor cuando, a la primera oportunidad, pretendió alzarse contra el Partido y contra la Presidenta, antes de la elección de las autoridades del Congreso, conspirando junto a los diputados del tradicionalismo.
Indicó: “Honduras necesita un gobernante probo y cuerdo que ame al pueblo, sensible a sus necesidades más esenciales. Uno que asegure la oportunidad para la participación de todos a quienes la ley da derecho y no uno que venga otra vez a colocar a una hueste de secuaces…. Una gobernanza capaz de resolver sus problemas profundos; de la que pueda estar orgullosa. No sobreviviría otra vergüenza como JOH, a nadie debe permitírsele repetir eso”.
“Algún aliado externo de la derecha internacional extrema entendió que su alternativa era minar LIBRE por dentro. El antiguo ardid del Caballo de Troya, aquí pintado de berenjena, aprovechando que el control del Estado en el régimen anterior le dejó una buena cantidad de diputados (electos a partir de múltiples fraudes), a pesar de que carecían de bases, fuera de las manipuladas por la maquinaria de ese partido. Es una banda o una conspiración”, expresó Fasquelle.