Este jueves, los gobiernos de Estados Unidos y Rusia llevaron a cabo un nuevo intercambio de prisioneros en Emiratos Árabes Unidos. Como resultado, la ciudadana con doble nacionalidad ruso-estadounidense, Ksenia Karelina, fue liberada por parte de Rusia.
Karelina había sido condenada a doce años de prisión por presuntamente enviar una donación a una ONG que apoya a Ucrania. A cambio, Estados Unidos puso en libertad a Arthur Petrov, ciudadano con pasaportes ruso y alemán, acusado de exportar tecnología sensible.
Karelina fue sentenciada en agosto de 2024 por cargos de traición, tras ser acusada de haber enviado fondos a las Fuerzas Armadas ucranianas en medio del conflicto con Rusia.
Sin embargo, allegados afirman que la donación apenas superó los 50 dólares y estaba destinada a una organización humanitaria. En el caso de Petrov, informes de inteligencia estadounidenses señalan que habría utilizado una empresa con sede en Chipre para enviar componentes electrónicos a una compañía rusa vinculada con el Ejército.
El director de la CIA, John Ratcliffe, quien lideró las negociaciones y viajó a Abu Dhabi para supervisar el proceso, declaró al Wall Street Journal que el presidente Donald Trump «ha logrado traer de regreso a casa a otra ciudadana estadounidense detenida injustamente en Rusia». Ratcliffe también agradeció al Gobierno de Emiratos Árabes por facilitar el intercambio y elogió el trabajo del equipo de la CIA involucrado.
Por su parte, el secretario de Estado Marco Rubio confirmó a través de redes sociales que Karelina ya está «en un vuelo de regreso a Estados Unidos» y aseguró que “el presidente Trump ha sido clave en su liberación tras un año de detención injusta”, reafirmando su compromiso de seguir trabajando por la libertad de todos los ciudadanos estadounidenses detenidos en el extranjero.