El declive de la devoción incondicional hacia la marca Apple ha dado paso a un entusiasmo más crítico. El éxito de la compañía ha modificado las dinámicas de su relación con los usuarios. Lo que alguna vez se consideró revolucionario, como comprar productos de la empresa más valiosa del mundo, se ha convertido en una acción común, dada su posición dominante en el mercado. Apple ha experimentado una notable evolución: en el transcurso de dos décadas, ha pasado de ser una entidad innovadora y desafiante a convertirse en un coloso corporativo. Este cambio, aunque predecible, señala el final de una era caracterizada por una devoción casi religiosa hacia la marca.