Los recuentos lentos y la incertidumbre han sido una tónica en las últimas citas electorales en Estados Unidos.
En las elecciones presidenciales de 2020, hubo que esperar 4 días para conocer al ganador. En las legislativas de 2022, el control de la Cámara de Representantes no se definió hasta 9 días después de los comicios.
Esto se debe a que algunos estados, cada uno con su propio sistema electoral, tienen complejos sistemas de escrutinio.
En Arizona y California, de los más lentos del país, gran parte del electorado vota por correo anticipadamente, una modalidad fomentada por las autoridades para favorecer la participación.
Procesar esos votos toma más tiempo, porque implica verificar uno a uno que la firma del votante en el sobre coincida con la del registro de electores.
California, además, sigue aceptando votos por correo hasta siete días después de los comicios, siempre que hayan sido enviados antes de la fecha límite de la elección.
Si las elecciones están especialmente ajustadas, entran en juego los conocidos como «votos provisionales», esos emitidos por un elector sobre el que existen dudas sobre su derecho a votar porque, por ejemplo, no figura en el registro.
Esos votos también son revisados uno a uno para definir cuáles se terminan validando.