El cardenal italiano Angelo Becciu, protagonista del llamado “juicio del siglo” en el Vaticano por presuntas irregularidades financieras, anunció su decisión de no participar en el próximo cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, alegando que lo hace por el bien de la Iglesia y en obediencia a la voluntad del pontífice.
Aunque tras su caída en desgracia en 2020 había declarado que no asistiría a futuros cónclaves, recientemente había sostenido que seguía teniendo derecho a votar, ya que no ha sido formalmente depuesto.
Becciu fue destituido por el papa Francisco como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y privado de sus derechos como cardenal, aunque sin una sanción canónica clara.
En 2023, fue condenado por el tribunal penal del Vaticano a cinco años y medio de prisión por delitos financieros, sentencia que ha apelado. A pesar de ello, participó en las reuniones previas al cónclave.
Según informes, en esas reuniones se le presentaron dos cartas firmadas por Francisco antes de su muerte, en las que se le solicitaba no participar en la elección papal.
La mención a esa “voluntad” en su comunicado sugiere que fue el factor decisivo en su renuncia. La situación ha generado debate sobre la legalidad de su exclusión y la imparcialidad del juicio, en el que se alega que hubo presiones del papa y manipulación de testigos. La apelación al fallo está prevista para septiembre.