Honduras está viviendo un momento de ralentización económica con altos niveles inflacionarios, situación que podría limitar las proyecciones de crecimiento estimadas por el Banco Central de Honduras (BCH) para 2022 y 2023, insistió ayer el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), previo al cierre del 2022.
En particular, y en base al contexto económico actual, la cúpula empresarial, espera que el crecimiento económico del país se sitúe entre 3.4 y 3.5 por ciento para 2022 y 2023 respectivamente. Esa expectativa está por debajo del rango esperado por el BCH en alrededor de un 4 por ciento para este 2022.
Se enfatizó que el contexto económico del país podría agudizarse debido al incremento las tasas de interés para reducir los altos niveles inflacionarios que vive el mundo.
Además, la situación política en China como consecuencia de la política de cero COVID-19, posibles nuevos shocks externos producto del incremento en el precio de la energía y alimentos o insumos para alimentos que Honduras importa desde los
Estados Unidos, se incline cada vez más hacia un contexto de recesión económica genuina.
El monitoreo a diferentes indicadores efectuados por el Cohep también alertó que la actividad económica nacional presentó un crecimiento de 4.8 por ciento de manera acumulada a octubre del 2022, mientras que interanualmente registró una variación de 2.0 por ciento, reflejando una desaceleración, que de acuerdo con el BCH es atribuido a las afectaciones de la tormenta Julia.
La adversidad climática impactó contra el sector agropecuario e incidiendo en los rendimientos, además, inhabilitación de caminos, carreteras y accesos a las plantaciones. Adicionalmente, se observaron menores exportaciones de productos textiles, arneses y café.
Otro factor adverso es la inflación mensual que en noviembre alcanzó 0.98 por ciento y la interanual 10.44 por ciento, atribuido principalmente a mayores precios en alimentos de origen agropecuario, influenciado -en parte- por la pérdida de cultivos por los huracanes Ian y Julia.
Afectaron además, los incrementos en los precios de alimentos de mayor consumo en la temporada de fin de año, así como combustibles, que registraron tres alzas semanales en noviembre, asociado a mayores precios internacionales de los refinados del petróleo.