Equipos especiales de la Dirección Policial AntiMaras, Pandillas y contra el Crimen Organizado (Dipampco) y de la Dirección de Seguridad al Transporte Urbano (DSTU), saturaron ayer una populosa terminal de transporte público que había cerrado operaciones, porque los operarios de autobuses ya no aguantan a los extorsionadores.
Con apoyo táctico móvil, los antipandillas madrugaron a resguardar el punto de autobuses que cubren la ruta Cerro Grande-UNAH-La Sosa, instalada al norte de la capital.
“Con estos operativos se busca resguardar la seguridad de operarios y usuarios del transporte público”, explicó la portavoz de la Dirección de Seguridad al Transporte Urbano (DSTU), Helen Barahona.
Los antipandillas y otros agentes policiales aseguraron que desde ayer comenzaron a imponer varios dispositivos de seguridad en la terminal de “buses” de la colonia Cerro Grande, como estrategia para combatir la extorsión y delitos conexos.
Los operarios de autobuses que trabajan desde esa populosa terminal de transporte desde el lunes anterior habían decidido paralizar las unidades debido a los incontrolables cobros de pagos de extorsión que les exigen diariamente varios grupos criminales.