
Desde el 15 de diciembre, cuatro de las cinco mayores compañías de portacontenedores del mundo, CMA CGM, Hapag-Lloyd, Maersk y MSC, han interrumpido o suspendido sus servicios en el Mar Rojo, la ruta por la que debe pasar el tráfico procedente del Canal de Suez, a medida que los militantes hutíes, apoyados por Irán y armados con armas sofisticadas, intensifican sus ataques contra los flujos mundiales de transporte marítimo.
Ante el cierre repentino de una de las principales arterias comerciales del mundo, Estados Unidos y sus aliados están intensificando su actividad naval en Oriente Próximo, e incluso podrían atacar a los hutíes, con el fin de restablecer el libre paso.
Bab al-Mandab es un estrecho entre África y la península arábiga por el que se calcula que fluye normalmente el 12% del comercio mundial en volumen, y quizá el 30% del tráfico mundial de contenedores. Se ha convertido en una zona prohibida, ya que los hutíes, con base en Yemen, atacan al transporte marítimo, aparentemente en apoyo de los palestinos de Gaza. Los ataques llevan semanas produciéndose, pero ahora se han intensificado drásticamente.
El 15 de diciembre, los hutíes amenazaron con atacar un barco, golpearon otro con un dron y lanzaron dos misiles balísticos contra el MV Palatium III, uno de los cuales impactó en el buque. El ataque contra el Palatium III fue el primer uso de un misil balístico antibuque. Todos los buques tenían bandera liberiana. El 16 de diciembre, un buque de la marina estadounidense, el USS Carney, derribó 14 drones sobre el Mar Rojo, mientras que un buque británico, el HMS Diamond, destruyó otro.
Ante el creciente riesgo de que los buques queden inutilizados y sus tripulaciones mueran, la industria naviera mundial está pasando al modo de emergencia. El 15 de diciembre, Maersk y Hapag-Lloyd interrumpieron sus servicios. El 16 de diciembre CMA CGM les siguió, al igual que MSC, propietaria del Palatium III, que declaró que sus buques no utilizarían el Canal de Suez en ninguno de los dos sentidos “hasta que el paso por el Mar Rojo sea seguro”, y que algunos buques serían desviados por el Cabo de Buena Esperanza.
En conjunto, estas cuatro empresas representan el 53% del comercio mundial de contenedores. Los operadores de contenedores más pequeños, así como los transportistas de carga seca y los petroleros, podrían seguir su ejemplo.