
Podrían ser 400 internos, pero, por ahora, cuatro son los enfermos terminales que ya están pasando sus últimos días con su familia, de los 19 casos que recibirán la medida de liberación, como parte del proceso para descongestionar las cárceles, donde 9,719 reclusos que están a la espera de conocer su sentencia y que, engrosan la bomba de tiempo, en que se han convertido las cárceles de Honduras, ahora en poder de la Policía Militar del Orden Público (PMOP).
Hace unas semanas, la masacre de 46 mujeres en la Penitenciaría Nacional Femenino de Adaptación Social (PNFAS) dejó una estela de luto y dolor, pero también de violencia, que hizo rodar la cabeza del ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, cuya dependencia tenía a su cargo las 25 prisiones del país, intervenidas por una inoperante comisión especial del gobierno y que presidía la viceministra Julissa Villanueva.
Tras los brotes de violencia, el gobierno designó a la Policía Militar para tomar el control de las prisiones y el Poder Judicial, quien lleva a su cargo el proceso de liberación y aplicación del habeas corpus y el autoacordado, relacionado con la población carcelaria. En ese sentido, el Poder Judicial comenzó con la excarcelación de 19 privados de libertad, que sufren de enfermedades graves que no pueden ser tratadas desde la prisión y con los que padecen de enfermedades en fase terminal.
De igual forma, este Poder del Estado mantiene en análisis la posibilidad de dejar libres a 400 reclusos más, no obstante, algunos necesitan completar sus expedientes y otros ya no aplican al beneficio por los años de condena que pesan en su contra.
Estos trabajos de pre liberación se realizan de forma simultánea con la asunción de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), que intervino los centros penitenciarios a nivel nacional, actualmente se ejecuta el operativo denominado “Fe y Esperanza” que radica en su primera fase en desarmar a los reclusos que mantienen un potente arsenal de guerra a lo interno de los reclusorios.