Beijing arremetió el martes contra los controles de COVID-19 a pasajeros procedentes de China y amenazó con adoptar medidas contra las naciones implicadas, incluyendo Estados Unidos y varios países europeos.
“Creemos que las restricciones de entrada adoptadas por algunos países contra China carecen de base científica, y algunas prácticas excesivas son aún más inaceptables”, dijo la vocera del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, durante una conferencia de prensa.
“Nos oponemos firmemente a los intentos de manipular las medidas COVID con fines políticos y adoptaremos contramedidas basadas en el principio de reciprocidad”, agregó.
Australia y Canadá se unieron esta semana a la creciente lista de países que exigen que los viajeros procedentes de China pasen una prueba de detección del COVID-19 antes de embarcar en su vuelo, mientras el país combate un brote de coronavirus tras suavizar bruscamente las restricciones que llevaban en vigor casi toda la pandemia.
Estados Unidos, Gran Bretaña, India, Japón y varios países de la Unión Europea impusieron también medidas más duras contra el COVID-19 a los viajeros chinos ante la preocupación por la falta de datos sobre los contagios en el país y el temor a la propagación de nuevas variantes.
China, que durante la mayor parte de la pandemia adoptó una estrategia de “cero COVID” con duras restricciones para erradicar el virus, relajó de forma abrupta el protocolo en diciembre.
Las autoridades chinas habían anunciado antes que, a partir del 8 de enero, los viajeros procedentes del extranjero ya no tendrían que hacer cuarentena a su llegada al país, lo que allanó el camino para que la población volviese a salir del país.