El asbesto, también conocido como amianto, es un mineral que se emplea en distintas industrias. Se compone por fibras largas, resistentes y flexibles capaces de entrelazarse para conformar tipos de estructuras.
Debido a su condición de material aislante y su tejido incombustible se utiliza comúnmente en la construcción, en la fabricación de automóviles, formaciones de trenes, techos, losas, y piezas que entran en contacto con la electricidad o con estructuras protectoras.
El asbesto es un compuesto de silicatos formado por hilos dispuestos en fibras muy delgadas y se ha utilizado ampliamente en la construcción debido a su resistencia al calor, al fuego, a los ácidos y a la fricción. Desde la Revolución Industrial, encontró su lugar en motores, calderas, barcos, automotores, trenes y también como material y ropa aislante al fuego.
Este material se convirtió en un elemento de uso común en la arquitectura de mediados del siglo XX, muy apreciado por sus propiedades aislantes. Sin embargo, con el paso de las décadas, surgieron preocupaciones por su impacto en la salud.
El asbesto, desde la Revolución Industrial, fue muy utilizado en la construcción de motores, calderos, barcos, automotores, trenes, material y ropa aislante al fuego.
Desde la década del 80, el término “edificios enfermos” se utiliza para describir una serie de problemas de salud derivados de factores como mala ventilación, descompensación térmica, cargas electromagnéticas y partículas tóxicas o vapores químicos presentes en el aire interior de viviendas y lugares de trabajo.