Es agotador y no es una exageración. Además de las tareas que debes hacer como persona funcional, cuidar de ti, de tu entorno, cumplir con tus labores profesionales también tienes que armarte de paciencia para incentivar a tu pareja para que se haga cargo de algunas tarea del hogar, sin que tengas que pedirlo. Claro, ¿por qué tendrías que pedirlo si ambos viven en la misma casa? Los dos ensucian trastes o ropa; los dos usan el baño, los dos necesitan alimentarse y los dos merecen vivir en un espacio confortable y limpio. Las relaciones son de dos para todo.
Es un planteamiento que parece sencillo y, sin embargo, nunca se queda ahí porque quienes son víctimas de ello siempre tienen que estar argumentando la importancia de hacer equipo con la pareja y de que ambos se encarguen de los quehaceres en la misma medida.
No existe ninguna ley universal que indica que solo uno -el que prefiere el orden y la limpieza- debe ocuparse y mucho menos existe hoy en día ningún mandato que obligue a las mujeres a encargarse de las labores del hogar, las diligencias, las compras. Por lo menos no en este lado del mundo.
Si bien en algún momento la sociedad indicaba que el hombre debía tener el papel de proveedor del hogar mientras a la mujer le correspondía ocuparse de la casa y los niños, ha corrido mucha agua debajo del puente, y desde hace muchos años las mujeres trabajan y se preparan en la misma medida que los hombres, y aún así, muchas deben encargarse también de la casa por esa imposición tácita que no termina de superarse.
Aunque parezca increíble, hay personas que se escudan en que mejor no se encarga de las labores comunes porque no las saben hacer bien, se sienten ofendidas cuando se les dice que deben hacerlas de determinada manera y se presenta la discusión que suele incluir frases como “es que mejor lo haces tú porque no te gusta cómo lo hago yo (o no sé hacerlo)”.
¿Les suena? Esto no es nuevo. Desde siempre los seres humanos han buscado evadir lo que les incomoda, y lo hacen de manera consciente, pero hoy en día ya existe un término para denominar esta actitud: weaponized incompetence, lo que en español podría ser «incompetencia estratégica».