
Sudáfrica alcanzó la final de la Copa del Mundo de Rugby tras vencer por un ajustadísimo 15-16 a una Inglaterra que fue por delante durante casi todo el partido, un choque épico en el que los «Springboks» solo lograron imponerse en los minutos finales.
Un golpe de castigo en el minuto 78 decidió para los africanos un duelo que rememoraba la final de hace cuatro años en Japón, que entonces se decidió por 32-12 para la selección arcoíris.
Hasta entonces, los ingleses habían jugado mejor sus cartas, haciendo bien lo que mejor se les da, y logrando anular el juego de sus rivales.